…»Comprender quién eres realmente es mucho más importante que perseguir aquello que »deberías ser». ¿Por qué? Porque si comprendes lo que eres, empieza un proceso de transformación espontáneo, mientras si tratas de convertirte en aquello que crees que deberías ser, no se produce ningún cambio, sino tan sólo una continuación de lo viejo con una apariencia diferente. » J.Krishnamurti
Cuando una persona o equipo pone en marcha una marca, sea personal o corporativa, parte de unos objetivos y una propuesta de valor, de empleo o comercial, que ofrecer al mercado. Para dar forma a cada propuesta y poder vender lo que hacemos, exploramos cómo lo hacen otros, sean competencia directa o no. Esta práctica (llamada en inglés Benchmarking) es muy recomendable ¿Cómo podemos tomar referencias si no, de cómo funciona el contexto en el que vamos a comunicarnos con nuestros clientes, sean estos empleadores, empresas o consumidores?
De cómo lo hacen los demás aprendemos su lenguaje, su estilo visual, sus ofertas concretas, quienes son sus clientes e interlocutores (muchas personas que conocen una marca son prescriptores o “enemigos” de ella sin ser necesariamente clientes. Por ejemplo, los blogs de comida sana versus marcas de refrescos con azúcar y de comida basura), qué ventajas ofrecen en sus experiencias (de marca o profesionales), de qué se componen sus productos u ofertas, etc.
Es imprescindible conocer en profundidad el contexto y el mercado pero un riesgo que a menudo corremos es querer imitar hasta tal punto los casos de éxito que nos inspiran, que acabamos perdiendo aquello que nos diferencia, lo que nos hace únicos, nuestra identidad propia.
Resulta inevitable imitar, e incluso copiar, rasgos y detalles convenientes, pero cuando lo hacemos demasiado nos difuminamos, en mayor o menor medida, en la estela de lo que imitamos.
Imitando a Groupon salió, entre otros, Groupalia, que además de copiar un modelo exitoso de negocio, imita el nombre con cierta intención de cosechar clientes despistados… ¿No era esa su intención? Puede ser pero… ¿Lo parece? La sombra del imitado oculta la identidad y la diferencia del imitador. Cuando existen…
A veces lo imitado es el nombre, otras el logotipo –como Didi, el competidor chino de Uber– o aun los mensajes clave con que definen sus servicios o productos.
El resultado siempre es el mismo: el cliente percibe falta de nitidez en lo qué se le ofrece, en quién lo ofrece y en cómo lo hace. ¿Cuántos logos casi idénticos conocéis para empresas del mismo sector o similares?
Usar lo conocido a favor, no en contra
La otra opción es, una vez conocidos el contexto, las ofertas de la competencia, los diferentes estilos, etc., trabajar en nuestra propia identidad, en qué y cómo hacemos las cosas, en qué nos gusta a nosotros (también somos activos consumidores y recomendamos lo que nos gusta), en qué aspectos somos sinceros (del mismo modo que las mentiras de un currículum se descubren en el desempeño posterior, ofrecer “atención al cliente” y terminar instalando un robot telefónico de respuesta interminable decepciona y te convierte –véase Movistar, pero también empresas más pequeñas– en ejemplo de empresa negligente y soberbia) y en cuales otros podemos no serlo: garantizar calidad y no cumplirla desacredita el producto y la imagen de marca cae, etc.
Un ejemplo actual de diferencia y calidad percibida es la ya famosa marca Cien de cosmética rediseñada por Lidl a partir del éxito de su crema antiedad Q10. Aunque la composición es similar a la de otras marcas, ni la presentación, ni el nombre ni el canal de venta ni el precio imitan a otros productos del sector. Es original, como lo son algunas de las marcas propias de Mercadona. Y sus clientes así lo valoran. ¿Habría previsto algún experto en marketing, apenas dos años atrás,que en el contexto de las grandes superficies podría nacer una nueva marca de cosmética y tener éxito? Parece poco probable. Unieron calidad y diferencia a bajo precio y lo consiguieron.
En el ámbito laboral, por ejemplo, conocemos el caso de una joven, en busca de su primer empleo, a la que los entrevistadores preguntan, en el proceso de selección de una multinacional, qué le atraería de trabajar en París. Nerviosa e insegura, responde que le gustan mucho los croissants. Su espontaneidad –junto a factores más específicos de su formación, pero no muy distintos a los ofrecidos por el resto de aspirantes– operan el milagro: los entrevistadores quedan seducidos y proceden a contratarla. ¿Habría cabido semejante respuesta en la planificación que ella tenía acerca de lo que “debería responder”, o cómo “debería ser”para aquella entrevista? Evidentemente, no. Ella contaba ese episodio como un desliz, un desastre. Fue la primera sorprendida cuando supo que la habían contratado y que su argumento improvisado había constituido uno de los factores determinantes en la decisión del tribunal.
Plantar, abonar y crecer
Definir lo que nos hace únicos nos ofrece una ruta mucho más clara y fácil de recorrer para mejorar. No es lo mismo pensar una estrategia en respuesta o imitación al plan –comunicativo o de ventas– de otro, que hacerlo en función de lo que somos y hemos construido nosotros mismos. Resulta más productivo, y también más fácil, relacionarnos –y convencer en una entrevista de empleo–a partir de lo que somos realmente que en función de lo que creemos que “deberíamos ser”, con el único objeto de “agradar” a jefes, compañeros o clientes. Y más sostenible a la larga. Madonna marca estilos y vende desde los años ochenta. Su clon siglo XXI, Lady Gaga, empieza a declinar a los 5 años de despegar. Y es el clon que, por estridente, ha tenido más impacto; por el camino quedaron muchas otras imitadoras que no tardaron en fundirse y desaparecer. En el mundo vertiginoso que vivimos, donde las referencias, estilos, personajes y propuestas se han multiplicado y marcan escuelas y tendencias cada vez más breves, quizás parezca más difícil y complicado el trabajo de explorar la propia personalidad (profesional o corporativa), buscar los puntos de referencia y ponerlos en valor, pero resultará más fácil y divertido que copiar y construir a la sombra de alguien/algo y, sobre todo, tú y tu mercado, clientes, empleadores, compañeros, colaboradores, etc. manejaréis ideas y estilos propios que podréis transformar juntos si en esas relaciones hay escucha. El proceso, así, se vuelve más estimulante y productivo. Y coherente, valor necesario en un contexto –laboral o comercial– donde la confianza es fundamental.
Un temor muy común con que nos topamos es el que plantea dudas acerca de si conseguiré mis objetivos mostrándome cómo soy; de si encajará mi propuesta en la demanda actual. A la hora de responder, nos parece útil recordar a Dalí y su sugerencia a nuevos artistas: “Aprended de los clásicos y no os empeñéis en ser modernos. Por desgracia, hagáis lo que hagáis, es lo único cosa que no podréis evitar ser.» Nuestra originalidad está en lo que ya somos. No necesitamos impostarla, solo regarla y abonarla para que crezca a partir de nuestra propia semilla, nuestro propio “clasicismo”. :o)
Quizás, como profesional o gestor de una organización te preguntes aún: ¿Cómo sé que mi inversión en comunicación va a ser rentable?. Tomarnos el trabajo de testar y dialogar con el cliente ¿Para qué nos va a servir? En la llamada era de las comunicación, aún escuchamos para replicar, cuando escuchamos…
Traemos aquí lo que dice al respecto Tom Peters porque estamos completamente de acuerdo con esta enumeración de las cualidades y ventajas para personas y organizaciones de ESCUCHAR.
No solo los mensajes estudiados para ser escuchados, también las entrelíneas, el lenguaje corporal, el deseo y las necesidades reales de nuestros interlocutores.
Para crear sinergia, para crear empatía, para confiar y trabajar juntos, para vender, para comprar…
ESCUCHAR, según Tom Peters
Escuchar es … la marca definitiva del respeto.
Escuchar es … el corazón y el alma del compromiso.
Escuchar es … el corazón y el alma de la bondad.
Escuchar es … el corazón y el alma de la consideración.
Escuchar es … la base de la verdadera colaboración.
Escuchar es … la base de la verdadera asociación.
Escuchar es … un deporte de equipo.
Escuchar es … una habilidad individual desarrollable. * (* Aunque las mujeres son mucho mejores que los hombres.)
Escuchar es … la base para la Comunidad.
Escuchar es … la base de empresas conjuntas que trabajan.
Escuchar es … la base de las Joint Ventures que crecen.
Escuchar es … el núcleo de los efectivos de la Comunicación Funcional* (* Cual es, a su vez Atributo # 1 de la
eficacia de la organización.)
Escuchar es … motor de ejecución superior.
Escuchar es … la clave para realizar la venta.
Escuchar es … la clave para mantener el negocio del cliente.
Escuchar es … Servicio.
Escuchar es … el motor del desarrollo de la red.
Escuchar es … el motor de mantenimiento de la red.
Escuchar es … el motor de la expansión de la red.
Escuchar es … «arma secreta» de las redes sociales.
Escuchar es … Aprendizaje.
Escuchar es … la condición sine qua non de la Renovación.
Escuchar es … la condición sine qua non de la Creatividad.
Escuchar es … la condición sine qua non de la Innovación.
Escuchar es … el núcleo de tomar diversas opiniones a bordo.
Escuchar es … Estrategia.
Escuchar es … Fuente # 1 de valor añadido.
Escuchar es … Factordiferenciador # 1.
Escuchar es … Rentable. * (* El «retorno de la inversión» de la escucha es más alta que la de cualquier otra actividad.)
Escuchar es … la piedra angular que sustenta un compromiso con la EXCELENCIA.
Tom Peters, buen escuchador y mejor conferenciante, acerca de los pequeños detalles:
Si alguien te llama “caórdico”, tranquilo, no es un insulto ni te está llamando enfermo porque tienes mala cara desde hace días.
Aunque, si no eres una organización difícilmente vas a poder recibir este calificativo. Si alguien llama caótica a tu organización quizás no sea tan malo.
¿Qué significa «caórdico»?
Caórdico viene del inglés «Chaordic» que es el resultado de la fusión «chaos + order». Estos términos tan antagónicos ¿pueden aparecer juntos? Parece que sí. De hecho, en la naturaleza el borde más fértil siempre se encuentra entre el caos y el orden. Para que nos entendamos, el “caord” viene a ser el equivalente actualizado de la “virtud” aristotélica.
El “caord” está en todas partes. Vivimos en él, lo tocamos cada día. Es lo primero que visualizamos al despertar.
En efecto, si la naturaleza es caórdica, ¿Por qué nos empeñamos tanto en organizarla? Quizás tenga que ver con nuestra educación: todo en el universo tiene un orden que mientras no lo entendamos, nos parecerá un caos. Aprendemos acerca de nuestro mundo (escribir, leer, cocinar, relacionarnos, tocar el violín…) ordenando y etiquetando signos, comportamientos, listas, relaciones, etc. en nuestra cabeza.
Esta simplificación tiene una gran ventaja: convierte el mundo en un lugar más sencillo y amigable (en apariencia) pero nos desconecta de su verdadera esencia. Un precio alto a pagar por entender la vida ¿no?
¿nos estaremos perdiendo algo? ¿algo que podríamos aprender de la organización natural para optimizar nuestra propia manera de organizarnos? Unas pistas:
Casi todo lo que debes saber acerca de las organizaciones caórdicas
– El poder reside en la periferia no en el centro (como en los sistemas centralizados).
– En ellas no se puede mandar, solo liderar. Las organizaciones caórdicas no mantienen hombres de paja ni poder absoluto.
– Existen para empoderar a todas las partes que las integran. Si no empodera no es caórdico y por tanto, tampoco natural.
– Son organicistas, abiertas y en constante cambio con los sistemas circundantes a través de complejas interacciones. Si es estático e inflexible y no es caórdico.
– Los derechos, responsabilidades y ganancias se distribuyen equitativamente. El capitalismo no es caórdico ni tampoco natural. El comunismo, tampoco.
Derechos y deberes en las organizaciones caórdicas
Como en todo sistema, los integrantes de las organizaciones caórdicas tienen derechos y deberes. Éstos difieren ampliamente de los derechos y deberes de los sistemas jerárquicos y tradicionales.
1. Las organizaciones caórdicas se mantienen en constante cambio y evolución. Por ello, sus miembros tienen el “derecho de saber” y la “obligación de dejar flluir”. El control y la penalización están fuera de su norma.
2. En la idea de cambio está implícita la idea de mejora. La naturaleza nunca cambia para dar un paso hacia atrás. Por tanto, los integrantes de las organizaciones caórdicas tienen el “derecho de innovar” y la “responsabilidad de cooperar” para que la innovación se convierta en evolución y mejora. De ahí al empoderamiento solo quedan unos pasos que dependen de la capacidad de responsabilizarse de cada persona. Quien más se responsabilice, empodere y ofrezca confianza a los demás surgirá como lider natural.
Esto nos lleva a una conclusión inmediata: las organizaciones caórdicas basan su éxito en el liderazgo, entendido como un servicio al sistema y no en el “management”, que deviene en control. El control inspira rebeldía para escapar a él, la rebeldía lleva a la desresponsabilidad y ésta al mal funcionamiento del sistema.
Management = Control vs. Liderazgo = Servicio.
«La naturaleza no busca soluciones perfectas sino las que funcionan».
Ejemplos de organizaciones caórdicas
Además de la naturaleza, el mundo está repleto de organizaciones caórdicas. Veamos las más significativas:
– Internet. Es el ejemplo de organización caórdica por excelencia. Descentralizado, posee unos estrictos protocolos de funcionamiento que sus partes han de aceptar para poder operar.
– Visa. Organización muy compleja, internacional, aunque no es controlada ni controlable por ningún miembro. No es democrática. Es una asociación de usuarios con protocolos estrictos que crea mucha libertad de comercio.
– El sistema nervioso y el cerebro (la tecnología más compleja del mundo conocido). Tampoco las neuronas son democráticas. Si quieres encontrar un ‘consenso’ (protocolo) entre todas las partes o células, incluiría algo así como «cada uno cumple su función o te matamos».
– El “coworking”. Ejemplo de colaboración de trabajo horizontal y descentralizada. Participativa y no necesariamente democrática.
¿Qué no es una organización caórdica? Y por tanto, contra natura…
– El modelo de empresa tradicional basado en una organización vertical que se fundamenta en la vigilancia y el control. En ellas, cada departamento son compartimentos estancos, incomunicados que a menudo pierden de vista el propósito del conjunto.
– El modelo educativo tradicional. A pesar de que nos encontramos en la era del conocimiento sigue siendo concebido para satisfacer las necesidades de la era industrial. El objetivo del sistema educativo puesto en marcha en la Revolución Industrial (que, adaptado, continúa hoy día vigente) fue “crear” mano de obra disciplinada con preparación técnica jerarquizada en distintos grados para servir –sin cuestionamiento- a las instituciones del Estado moderno, la mayoría de ellas verticales y burocráticas. Sin embargo, en la era de la información es pensamiento disruptivo y talento -y no mano de obra barata y disciplinada- lo que las organizaciones necesitan para dar respuesta a sus necesidades. Y en este contexto, las grandes ideas y el talento solo emergen cuando hay un amor por la profesión y pasión por lo que se hace. En otras palabras, las organizaciones crecen cuando posibilitan el crecimiento a las personas que trabajan en ellas.
¿A qué estamos esperando para inspirarnos en la naturaleza?
¿Por qué no ser naturales?
Seamos caórdicos, seamos naturales, creemos organizaciones sostenibles a caballo entre el orden y el caos. Participémos en la creación de sistemas abiertos en los que las personas que forman parte de ellos puedan ser artífices de su cambio y perfeccionamiento. Espacios horizontales con un denominador común: el bienestar de sus miembros. Una buena dosis de “caords” a tiempo bien podría prevenir muchas dolencias del corazón en las organizaciones actuales.
******************
BIBLIOGRAFÍA
• Inteligencia Colectiva (Jean Francoise Noubel) – un mapa de las características de grupos inteligentes y auto-organizados
• El trabajo de Stephen Covey, los 7 Hábitos especialmente
• Las 4 etapas de evolución de comunidades de Scott Peck (un mapa de la sucesión natural de grupos hacia comunidades).
Un impresionante y muy inspirador trabajo: construcción y deconstrucción caórdica sobre la cathédrale de Lille Notre-Dame de la Treille a cargo de COSMO AV
Es sabido que podemos ser responsables de lo que decimos pero no de lo que nos interpretan los demás pero: ¿Realmente nos interesa qué escuchan o interpretan los demás? ¿Somos plenamente responsables de lo que decimos? ¿Verificamos lo que nos escuchan y lo que escuchamos? ¿Qué podríamos hacer para mejorar nuestra comunicación?
Este artículo de José Carlos Vicente Díaz ofrece ejemplos de algunos casos con cuantiosas pérdidas motivadas por errores (a veces incluso en pequeños matices) en la comunicación y algunas pistas para corregir y alinear nuestros mensajes y nuestra escucha con la de nuestros interlocutores.
Saludos a tod@s y que os resulte interesante :o)
Photo credit: Anita Kunz
Acompañamos a los fundadores de Opciona para sacar a la luz su identidad y, a partir de ella y de su propuesta de valor, una estrategia de comunicación que facilite la relación con sus clientes.
Exploramos, definimos y diseñamos un tono de voz completamente propio que les coloca, a partir de sus propia visión y servicios, muchos pasos por delante de su competencia.
Aún nos encontramos con tensos silencios al plantear a un directivo o gerente de una empresa, e incluso a un autónomo, la necesidad de trabajar en “modo transparente”. La inercia de lo aprendido nos lleva a tener miedo a la hora de mostrar nuestra gestión, nuestra identidad, el proceso de prestación de nuestros servicios o la composición de los productos que vendemos bajo nuestra marca. Pero el miedo a mostrar o a hablar es fácilmente percibido por los demás y nuestra falta de confianza en decir quienes somos, qué hacemos y qué buscamos causa desconfianza en nuestros interlocutores, clientes, votantes, colaboradores, socios, etc.
Si en la situación económica actual aparece como concepto clave la confianza, resulta vital comunicar de un modo lo más transparente posible. Para convencer al mercado y a las partes financieras con las cuales llevamos a cabo nuestro trabajo, es necesario reflejar una imagen no solo confiable, sino también auténtica.
Dar a conocer nuestros objetivos, los objetivos de la empresa y nuestro proceso para llegar hasta ellos es entonces clave para el éxito.
Porque, como dijo Albert Schweitzer:
“Es ley de vida que cuando se cierra una puerta se abre otra. Lo malo es que con frecuencia miramos con demasiado apego al pasado y añoramos la puerta cerrada con tanto afán que ignoramos la que se acaba de abrir”
Sostenibilidad: habilidad para conseguir longevidad en un entorno en constante flujo, caracterizado por sufrir continuas transformaciones que nadie puede prever.
(Alina Wheeler)
Como podemos comprobar a diario, estamos inmersos en un contexto mucho más grave y anterior que la crisis financiera, una crisis de valores y de identidad a varios niveles esenciales. Ahora resulta fácil diluirse en la primera, ahogarse en las demandas diarias (o carencias, en los peores casos) y olvidar nuestras razones y motivaciones, tanto profesionales (carrera personal) como de nuestros emprendimientos (opciones de negocio).
Parece vital más que nunca responder a preguntas básicas como ¿para qué?, ¿hacia dónde? y ¿qué aportamos? en el ámbito personal y también en el empresarial.
Un cálculo global de los impactos social y ecológico que evalúe todas nuestras actividades según parámetros de sostenibilidad y alcance medioambiental es hoy imprescindible para construir los pilares del balance económico a la hora de diseñar, poner en pie y mantener cualquier iniciativa, personal o empresarial.
Empezar o reorientar proyectos que ayuden y acompañen a las necesidades de las personas y el medio puede impulsar con fuerza cualquier emprendimiento (convivimos con muchos ejemplos que basan su éxito en estos pilares). No se trata ya de un mero esfuerzo de comunicación para justificar cuánto de ecológico son nuestros procesos o productos, se trata de acción real y productiva, de trabajar a favor de las necesidades acuciantes que traen los cambios en que vivimos.
Existen muchas posibilidades en este contexto y desde nuestra identidad podemos encontrarlas y potenciarlas. En palabras de A. Robinns: “La vida se genera en la danza entre nuestro más profundo deseo y nuestro mayor miedo”. La de nuestra empresa, también.
Es un dicho conocido que una sonrisa vale mucho y no cuesta nada.
Pero ¿Por qué vale mucho una sonrisa?
Porque si sonreímos nos predisponemos a encarar la situación con positividad y nos facilita el contacto con quienes reciben nuestra sonrisa. Sentimos la sonrisa en la voz de alguien cuando nos habla por teléfono y su efecto dulcificador es el mismo. También distinguimos inmediatamente cuando la sonrisa es sólo una mueca forzada.
Si este sencillo gesto tiene tanto poder es porque percibimos señales seamos conscientes o no y estas señales condicionan nuestros pensamientos y acciones.
La sonrisa es un diseño que elegimos para nuestra cara cuando queremos conectar, que nos miren, nos escuchen y nos sonrían.
Los elementos “sonrientes” disponibles para conseguir lo mismo para nuestra empresa son: unos textos breves y claros, imágenes descriptivas de valores y temas relacionados con nuestro mensaje y un cuidado diseño que unifique todo en un semblante que nos identifique y nos represente con la más amplia sonrisa. Esto también vale muchísimo más de lo que cuesta y está al alcance de nuestra mano. 🙂
Uso de cookies
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies