Corren ríos de tinta virtual cargados de consejos y sugerencias, planos para la búsqueda de la web perfecta pero dado el ritmo a que se generan y difunden cambios y actualizaciones de navegadores, algoritmos, programas y doctrinas podemos concluir que la perfección no existe. Aquí, tampoco…
Nuestro sitio web es un punto de entrada para darnos a conocer. En los primeros segundos de visita tomamos la decisión de seguir leyendo, entrando en la casa virtual de alguien, o irnos. Así, ¿Debemos deducir que es suficiente un primer impacto para conseguir que nuestro visitante se quede y continúe atendiendo a lo que queremos mostrarle?
El problema es que la navegación por Internet se compone de (más o menos) infinitos primeros impactos por lo que si no encontramos algo que trascienda el primer impacto nos marchamos.
¿Qué puede ser? Intentemos aproximarnos:
Nuestra web está disponible y navegable, dispone de textos, fotos, colores, enlaces, formularios, logo, etc. El conjunto de todo ello debe hablar de nosotros y de nuestro objetivo. Con todo esto podemos decir que “estamos en Internet”. Buscamos cosas que están en Internet pero nos atraen y nos quedamos en los sitios donde sentimos una verdadera presencia, donde alguien o algo “es”.
La personalidad vertida en una web es algo que sentimos a través de la pantalla como la podemos sentir a través de la piel o del atuendo de alguien. Su personalidad, su carácter, su carisma es lo que nos atrae –o no– más allá de los logos o marcas que luzca en su ropa. Quizás tiene que ver con el estilo con que viste, se peina, habla y escucha, pero sobre todo con la manera propia en que la persona hace suyo ese estilo y lo completa.
Importa qué idea nos transmite, a qué referencias nos remite y qué sentimientos nos aviva nos llevan a escuchar y a identificarnos –o no– con su postura y a seguir relacionándonos.
Nunca un medio de comunicación tuvo a su alcance tantas herramientas a nuestra medida para representarnos y poder modular nuestra comunicación. Así, por encima de cualquier otra consideración estratégica o técnica, nuestra elección está entre “ser” y únicamente “estar”, en Internet.